Unir
la gracia de los gaditanos con la crítica y la reivindicación es la mejor
combinación que se puede imaginar en un teatro.
Definir
una comparsa supone hablar de arte en la voz.
Y
así fue como El Falla se vistió de gala este carnaval gracias a Los Válidos.
Describiría
cada sensación que ésta comparsa despertó en mí, pero esta vez prefiero no
desvelar nada y que cada uno/a descubra la magia que se esconde desde el
preciso instante en que el telón se abre y se ve su indumentaria. Justo
entonces empieza una presentación inmejorable, tras ella, un sinfín de
emociones, de situaciones más que familiares, entonadas desde lo más hondo y
con una fuerza indescriptible.
Una
manera única de denunciar realidades. Utilizando sus propias palabras, “el disfraz de mi comparsa aprovecha el
carnaval como apoyo a un colectivo de esta cruda sociedad”.
Si
es cierto que hubo alguien que pudo sentirlo como una forma de “dar pena” para
conseguir llegar a la final y ganar, han de saber que lo que de verdad da pena,
no es ya sólo ese pensamiento, si no que no ganaran. Y a pesar de ello, sin
conocerles, me invade la convicción de que, su mayor premio, es el
reconocimiento de quienes escuchándoles sentimos escalofríos.
Tan
sólo agradecer a este grupo de personas, que bajo la dirección de José Manuel
Cardoso y “Kike Remolino”, decidieran juntar sus impresionantes voces para, y
por todos/as nosotros/as.
Esta vez se alzó
la voz para que las barreras más difíciles dejen de estar en las mentes.
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